BLW. El queso.

El queso es un alimento de los conocidos como «finger food», es decir, que el niño lo puede coger fácilmente con los dedos desde bien pequeño y comerlo él solo. Es por tanto una muy buena opción para el baby led weaning.

Aunque tradicionalmente no se introducía el queso hasta los 9-10 meses, e incluso el año, las nuevas tendencias van en otra dirección. Las últimas recomendaciones permiten dar cualquier alimento (la leche de vaca se sigue recomendando a partir del año) a partir de los 6 meses siempre que se introduzcan con varios días de separación para poder detectar posibles alergias (Nuevas tendencias en la introducción de la alimentación complementaria en lactantes. Galiano, MJ; Moreno Villares, JM. An Pediatr Contin. 2011, 9 (1): 41-47, 54)

Frank Greer, pediatra y ex presidente del Comité de Nutrición de la Academia Estadounidense de Pediatría, afirma que la mayoría de bebés pueden empezar a comer queso a los 6 meses ya que lo pueden masticar con los dientes y encías.

Empieza dándole quesos blandos con los que no se pueda atragantar si corta un trozo demasiado grande, en bastones o en láminas. Poco a poco podrá ir comiendo quesos de mayor dureza. Hoy en día es fácil elegir el tipo de queso que queremos consultando cualquier página que incluya venta de quesos online o en establecimientos especializados.

El motivo por el que pueden tomar queso desde tan pequeños y la leche debe retrasarse hasta los 12 meses es porque los procesos de fabricación del queso hacen el queso más digerible al disminuir la cantidad de lactosa y modificar las proteinas.

Debe evitarse el queso hecho con leche sin pasteurizar ya que puede estar contaminado con listeria monocytogenes, una bacteria que puede causar enfermedades mortales en niños pequeños, mujeres embarazadas y ancianos. Por eso, al visitar una tienda de quesos, conviene informarse antes bien de adquirir el producto. Lo que para un adulto sano no es perjudicial, puede serlo para ti o para tu bebé.